15 países vienen a Colombia a apoyar la paz
Encuentro internacional – ¿Cómo superar los dolores de la guerra?
Representantes de la Casa de la Memoria de Tumaco y más de 40 personas de todo el mundo nos encontramos en Bogotá del 20 al 24 de marzo. Procedíamos de 15 países que vivieron guerras y tuvimos el privilegio de entablar un contacto personal, corazón a corazón, con las personas que sufrieron el conflicto armado en Colombia, para preguntarnos juntos qué podemos aprender en el trabajo de superación de los dolores que dejan las guerras y conflictos armados.
En primer lugar escuchamos a las víctimas del conflicto armado en diferentes lugares del país: Soacha, Cali y Quibdó. Nuestros corazones escucharon el dolor de los sobrevivientes, fuimos conscientes de las huellas que dejan los asesinatos, desapariciones y desplazamientos. A ellos nuestra más plena solidaridad humana. Al Estado el pedido de reparación y buen trato a todas estas personas que son sobrevivientes y actores sociales importantes.
El segundo día escuchamos a los guerrilleros de las FARC y el ELN en la cárcel de la Picota. También escuchamos a los militares retirados. Entendimos sus desconfianzas hacia el proceso de paz. Proceso que afirman que desean pero en el que manifiestan que no acaban de creer que vaya a tener éxito, muestra de que la guerra ha dejado desconfianzas y ha roto el tejido social. Escuchamos cómo todos creían buscar el bien durante su lucha armada y que tenían razones para usar la violencia. Quisimos entenderlos como seres humanos, de corazón a corazón, comprender su manera de sentir, lo que por otro lado no implica justificar sus hechos violentos.
El tercer día lo dedicamos a escucha a las organizaciones que trabajan por la paz: Madres de la Candelaria, movimiento indígena de la ONIC, el Centro de Memoria História y la Red PRODEPAZ. Comprendimos que la paz es mucho más que el desarme, que implica la transformación de la sociedad colombiana, una de las más desiguales del mundo. Nos asombramos al ver el empeño por la paz de tantas personas que trabajan desde la sociedad civil, especialmente de las Madres de la Candelaria que han logrado perdonar a sus victimarios y hoy realizan talleres en las cárceles con ellos y están trabajando por la reconciliación. Son un ejemplo para todo el mundo de que la reconciliación sí es posible.
En nuestros encuentros nos dimos cuenta de que hay un actor importante tiene la confianza de las víctimas, de los victimarios y los constructores de paz, y es la Iglesia. Pero también entendimos que no todos los agentes de la Iglesia creen en el proceso de paz y lo apoyan, por eso animamos a la Iglesia colombiana a responder con energía a esa gran responsabilidad cristiana de ser instrumentos de la paz, recordando las palabras del Papa Francisco: “No tenemos derecho de permitirnos otro fracaso más en este camino de paz y reconciliación”.
¿Qué aprendimos?
- Entendimos que en Colombia, como en nuestros países el conflicto ha sido muy doloroso: Yugoslavia, Timor Oriental, Vietnam, Alemania, Bostwana, Sudán, … y que lo primero que hay que hacer es ser conscientes de esos dolores y tomarlos en serio.
- Vimos que en Colombia la guerra no ha acabado, sigue habiendo muchas muertes violentas en las regiones apartadas como Tumaco, Cauca y los territorios indígenas. También siguen los asesinatos de líderes. El fin del conflicto no llega solamente con que las FARC dejen los fusiles, hay otros grupos armados también y el detener esa violencia debe ser el primer compromiso del Estado para sembrar confianza en el proceso de paz.
- Damos testimonio que en muchos de nuestros países de origen los procesos de paz funcionaron y hoy viven mejor que ayer, por ello estamos convencidos de que el conflicto colombiano sólo se podrá resolver por medios pacíficos.
- El Obispo Thai de Vietnam nos dio el testimonio de que el proceso de paz en su país implicó muchas renuncias y concesiones, pero que la paz que hoy viven es mucho mejor que la guerra que dejaron atrás. Él nos anima a seguir trabajando por el acuerdo de paz.
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De los colombianos aprendimos que la paz y la reconciliación no significa ignorar la inequidad económica y la inequidad política, que esa debe ser una tarea permanente. Si la inequidad persiste, aprecerán nuevas violencias.
- Descubrimos la importancia que tienen las organizaciones de la sociedad civil tenemos en la tarea de mediar en los conflictos y construir confianzas. Es tarea de todos. Es nuestra tarea involucrar a los que hasta ahora son indiferentes en la implementación de la paz y la reconciliación.
- Descubrimos a mujeres que han superado la condición de víctima y ahora son sobrevivientes, ese nuevo «título» es importante ya que dejan de ser pasivos y se convierten en agentes de cambio en la sociedad.
- Entendimos que la verdad y la memoria es importante para las víctimas, en Alemania por ejemplo la memoria ha logrado educar a la sociedad en el respeto a los derechos humanos. Colombia tiene que trabajar la memoria histórica, la Casa de la Memoria de Tumaco es un pequeño trabajo en ese sentido.
La enseñanza más importante fue el descubrir la importancia que tiene el escuchar a todos para entender sus puntos de vista, sus dolores, sus preocupaciones y empezar a entendernos. Las víctimas esperan que las escuchemos, para algunas esta fue la primera vez que personas se acercaban a escucharlas de corazón a corazón y mostraron agradecimiento. Pero también los guerrilleros, militares y actores de paz quieren ser escuchados, la paz implica escuchar a todos y volver a tejer las confianzas que la violencia rompió, es tarea muy larga sin duda, pero podemos empezar a dar los primeros pasos.
ALGUNAS ENSEÑANZAS QUE NOS LLEVAMOS A NUESTROS PAÍSES DE ORIGEN
- Entendí que cuando escucho estoy lleno de prejuicios y suelo juzgar demasiado rápido. Aprendí a mirar primero a la persona, independientemente de su pertenencia social o armada. Pude aprender a mirar desde otras perspectivas y ver algo más de lo que aparece a simple vista. Lo que hicimos aquí es entrar en diálogo, que inicia escuchando.
- Entendí que más que criticar lo que debo hacer es unirme a la corriente de la construcción de paz, que tiene muchos riachuelos diferentes, no hay una sóla manera de construir la paz.
- Yo comprendí que el trabajo con los victimarios es también importante, lograr que se reconcilien con la sociedad es clave para superar la guerra ¿quién va a hacer este trabajo?
- Myroslav de la Universidad Católica de Ucrania compartió: “Descubrí que el demonio se identifica por tres características: el Odio, la violencia y la mentira. Hay que estar atentos a esos elementos para identificarlo, porque a veces el demonio viene vestido de ángel.
- Para mi el desafío es convencer al 70% de la población colombiana que hasta ahora son indiferentes ante el proceso de paz ¿cómo hacerlo?
- Descubrí que yo no soy capaz de reconciliación dentro de mí misma, tengo primero que reconciliarme con los que fueron armados,… si sigo con tanto rencor dentro de mi, no voy a ser agente de paz.
- Entendí que en el proceso de la paz hay que persistir y nunca desistir, aunque tarde muchos años.
- Ví que hay mucha desconfianza en Colombia, todos desconfían de todos, del Ejército, de las FARC, de las víctimas, del gobierno e incluso de las organizaciones de paz. Hay que tenernos más confianza y tener más confianza en la paz y unir fuerzas en vez de dividir.
- Entendí que hay que incluir a todos en las soluciones de los conflictos, a TODOS.
- En Alemania hay un dicho: “Si el marido grita en el parto más que la mujer algo anda mal”, aprendí que no podemos permitir que los victimarios griten más que las víctimas y tengan mayor importancia, debemos recordar el papel central de las víctimas.
- Yo ví cómo guerra destruye las personas y las deja fragmentadas y genera miedo y desconfianza. Generar espacios de confianza es importante.
- Entendí que es un peligro diferenciar a las personas entre buenos y malos. Una vez que acabe la guerra hay que hablar de personas y reincorporarlas a una sociedad con convivencia pacífica.
- Entendí que no puedo quedarme mirando desde un solo lado, sino mirar desde el lado opuesto, poniendome en sus zapatos.
- Yo entendí que el mensaje de Jesús nos da «razones» para la reconciliación, que la razón a veces no nos permite: Jesús nos enseña el amor, la reconciliación, el perdón, que nacen cuando nos abrimos. La paz hay que vivirla desde el interior de nosotros mismos, es una actitud espiritual.
- Esta experiencia me ha servido para tener más paciencia histórica en estos caminos lentos con las comunidades que han sufrido la guerra. Tenemos que armarnos de paciencia y no desanimarnos.
- Entendí que estamos llamados a ser miembros de una sola familia y raza humana. Tenemos que preguntarnos cómo crear un futuro común, donde todos quepamos.
- Creo que hay que empezar a fomentar encuentros entre los actores de violencia.
- Aprendí a ir superando la polarización: voy a empezar abuscar a las personas con las que no dialogo.
- He aprendido a mirar el conflicto de manera crítica y con esperanza.
Países participantes:
Alemania, Irlanda, Burundi, Timor Oriental, Sri Lanka, Kenia, Bosnia, Guatemala, Liberia, Sudán del Sur, España, Ucrania, Vietnam y Zimbawe.
El encuentro fue organizado por la Comisión de Justicia y Paz de Alemania, la AGEH y la Conferencia Episcopal desde su Comisión de Conciliación.
Oración de paz de un participante de Timor Oriental
Querido Padre,
Perdona nuestra dureza de corazón. que nos hace tratar a otros con desprecio.
Danos la gracia de ver en los demás a Cristo, para que logremos trabajar por el bienestar de todos.